23.3.18

Cementerio de La Almudena


No va a ser el primer cementerio del que se hable en este blog, y por supuesto no va a ser el último, pero no podía estar en Madrid y no visitar el cementerio de La Almudena, que con sus 120 hectáreas es el más grande de la ciudad (y uno de los más grandes de Europa).
Está situado en el barrio de Las Ventas y se construyó en 1884, al amparo de una ley municipal de 1868 según la cual los cementerios debían ser administrados por el ayuntamiento, eligiéndose estos terrenos por estar situados en aquel entonces fuera de la ciudad.
En realidad, la inauguración oficial fue en 1925, pero ya desde 1884 se habilitó un cementerio provisional durante una epidemia de cólera, lo que se hizo en los terrenos colindantes que luego quedaron incluidos dentro de la necrópolis.



El actual cementerio se divide en tres partes: la necrópolis, el cementerio original y la ampliación de 1955. Además del cementerio civil aledaño, del que luego hablaremos.

El acceso principal está precedido de unos jardines y un gran pórtico de estilo modernista con influencia neomudéjar.




Tras atravesar este pórtico, se accede a la necrópolis, con forma basilical de cruz griega. El centro está situado en una loma, a modo de cúpula, desde donde descienden varios círculos concéntricos, denominados mesetas.

Junto a la necrópolis, podemos encontrar los restos de la antigua tapia, que fue protagonista de una parte oscura de nuestra historia, los fusilamientos durante la Guerra Civil. 


Hacia el este se encuentra el cementerio antiguo, con enterramientos de finales del siglo XIX y principios del XX.



Fuera de los muros se encuentra el cementerio civil, que se inauguró para poder dar sepultura a una mujer que se suicidó, no pudiendo ser por ello enterrada en el cementerio católico. Este pequeño recinto acoge las tumbas de otras confesiones religiosas (anglicanas, judías, etc) y las de aquellos que o quisieron ser enterrados en el camposanto católico. Aunque también se encuentran algunas tumbas católicas entre ellas que aparecieron en décadas posteriores.



Lo mejor es deambular por las calles sin rumbo e ir descubriendo las maravillas escultóricas que esconde.



Este cementerio es además un filón para los mitómanos, ya que podemos encontrar las tumbas de muchos personajes famosos: Alcaldes de la ciudad como Tierno Galván, escritores como Pío Baroja, Benito Perez Galdós, artistas como Lola Flores y Antonio Flores o Lina Morgan,  políticos como Pablo Iglesias, Pi i Margall o La Pasionaria, científicos como Ramón y Cajal; y un largo etcétera de nombres conocidos.



Sin embargo, un paseo dentro de estos muros, termina por recordarte que al final los nombres y la fama sirven de poco, y que lo que de verdad importa es que cuando te vayas, te echen de menos.



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